EL VELORIO WAYUU
Cuando
muere un Wayúu se corre la voz por toda la
Guajira de que "ha muerto fulano de tal"; Empiezan a llegar de
diferentes partes los veloriantes a la casa del difunto, dan el pésame a los
familiares y seleccionan un sitio de la casa, colocando horcones para colgar
sus hamacas. Mientras llega la gente al velorio, los familiares preparan al
difunto en la habitación donde murió, lo visten con su mejor traje, le abren la
boca para echarle uno o dos litros de chirrinchi, un ataúd para que lo lloren
sus amigos, familiares y demás parientes.
Al llegar sus familiares se abrazan,
dan el pésame y lloran ambos por un buen rato, luego el visitante llega donde
el muerto y llora sobre él; las mujeres traen un pañuelo grande para llorar y,
los hombres uno pequeño, en ocasiones usan un sombrero, con el cual se cubren
el rostro para llorar, envían a varios jóvenes para saber quiénes son las
personas que van llegando y acampando para luego hacerles llegar café, azúcar,
tabaco, plátanos, yuca, ron y carne para que cocinen y coman durante los días
que van acompañar a la familia del difunto.
En el velorio se sacrifican varias
reces, carneros y chivos para que coman los veloriantes y con el estómago lleno
hablen del bien del difunto.
El
cadáver nunca queda solo. Después de llorar se van a su chinchorro a conversar,
tomar café o fumarse un tabaco y lamentar la muerte del difunto. Juegan domino,
cuentan chistes, narran los últimos acontecimientos, comen, beben y se van
relacionando y haciendo amistad durante el tiempo que dura el velorio.
EL ENTIERRO
Llegando
el día del entierro sacan de la casa el cadáver y lo llevan al cementerio, los
veloriantes acompañan al difunto a su última morada. En el cementerio la
familia procede a enterrar el cadáver en una fosa común buena o en una bóveda.
En ese instante algunos velorean mientras los familiares realizan disparos al
aire para despedir al muerto de la tierra.
Los
Wayúu no pueden dejar tan rápido al müliiashi (difunto), porque de lo contrario
puede sentirse abandonado y su espíritu no podrá conseguir la paz. Al marcharse
los veloriantes, se les obsequiara algo dependiendo de su posición económica,
es decir que si es rico se le dará por ejemplo un torete o una vaca, ron, a
otros les entregaran uno o dos ovejas y los de menos recursos pedazo de carne,
un litro de chirinche, varios tabacos para que beban y fumen por el camino.
EL SEGUNDO VELORIO
Algunos
años (10 o 15 años) después del primer velorio, los familiares se reúnen para
preparar el segundo velorio, cuando se organiza este acontecimiento, surge una
mujer o hombre que se ofrece voluntariamente para sacar los restos (usualmente
pertenece a la línea materna de los Wayúu).
Ese
día se levantará muy temprano en la madrugada, se bañará y se irá con un grupo
de los familiares más allegados al cementerio, allí un hombre cavará o romperá
la bóveda para sacar el cadáver, luego la/el recogedor/a procede a quitarles
los trapos y demás enseres que colocaron cuando murió, para luego sacar primero
la cabeza que se envuelve en una sábana, luego extrae los demás huesos con
mucho cuidado.
Son
colocados en una vasija de barro de boca ancha (Jula´a), en una sábana blanca o
en un osario, luego lo llevan para la casa y lo colocan en un chinchorro bajo
una enramada para llevarlo como la primera vez. Se hace lo mismo en cuanto a la
comida y la debida, pero con más fastuosidad, debido a que esté es la última
despedida, para olvidar por siempre al difunto, y además se prepara con
anticipación.
La
recogedora de huesos después de sacarlos, es bañada y vestida con una manta muy
fresca, la sueltan en un chinchorro muy angosto para que no se pueda acostar,
le hablan, le cuentan chistes, para que no se duerma y le dé facilidad al
espíritu difunto para que se le eche encima o se acueste con ella, lo cual originaría
que se enferme o muera; Así la tienen despierta todo el día y toda la noche,
hasta el día siguiente en que de llevarán comida y luego puede dormir.
Los
restos son llevados nuevamente al cementerio enterrados en sitios diferentes a
la primera vez y allí se queda para siempre.